viernes, 19 de junio de 2015

SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA - ROBERT ESCARPIT


CAPÍTULO I
¿POR QUÉ UNA SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA?
1.- Literatura y sociedad
Existen muchas maneras de explorar un hecho literario pero muchas veces se comete un error al momento de analizarlo porque no se toman los elementos necesarios para ello. La sociedad está inherente al estudio literario y ambas se relacionan logrando de esta forma una buena interpretación.
II. Historia
Si bien es cierto el significado que hoy porta el concepto literatura ha variado, vamos a ver que aún conserva algo: su relación con el colectivo y la forma de intercambio.  Es a mediados de 1800 que la literatura comienza a tomar una conciencia de la sociedad y plasma de manera inherente algunos de los problemas que  atraviesa la sociedad de la época. Sin lugar a dudas uno de los primeros escenarios será Francia, que será tomado como un escenario de nociones de literatura y sociedad.
El marxismo también ha tenido una fuerte relación con la literatura desde el punto de vista sociológico. Aunque la principal oposición sociológica en la Unión Soviética acerca del “labor” de la literatura fue la del Formalismo, escuela que proponía aplicar una ciencia estética a las formas y procedimientos literarios. Por otro lado las ciencias sociológicas fueron dejando de lado el aspecto literario al no  tener un complejo de datos o definiciones.
Fue François Mentré quien fundamento la idea de Generación, la cual permite estudiar los fenómenos sociológicos de la literatura, ya que mostró realmente el significado sociológico “de este problema de inspiración colectiva que es el de la las generaciones literarias”
CAPITULO II
¿CÓMO ABORDAR EL HECHO LITERARIO?
I. Libro, lectura, literatura.
Estos tres elementos se sobreponen parcialmente y veremos porque.
Definir el libro es cosa complicada; muchos autores solo han apelados a definir su forma material mas no su forma funcional; así, no es muy usado el hecho que lo consideren como un medio de intercambio cultural. Pero sin lugar a dudas es la lectura quien lo define.
Por otro lado para evaluar el fenómeno de la lectura es necesario valernos de diferentes aspectos que están muy alejados del plano cuantitativo. El libro, no presenta la literatura a través de ningún criterio cualitativo. Nuestro criterio permanece en lo que llamamos aptitud de la gratuidad.

 La lectura supone una convergencia de intenciones entre lector y autor; una definición más amplia exige por lo menos una compatibilidad de intenciones. Si olvidamos estas exigencias, no será imposible ver en la lectura otra cosa que no sea el consumo mecánico de un cierto material impreso, nos será imposible ver en  un libro otra cosa que no sea una de las formas de este material y, sin duda, no la más importante. 

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